Tecnología, costes, clientes…

Hoy más que nunca, en pleno tiempo de la estafa crisis en que estamos sumidos, el ahorrar en costes resulta más que primordial para tu negocio.

La mayoría de las empresas tienen la idea equivocada de que gastar en tecnología no es una inversión sino un lujo más de los que se pueden postergar o prescindir. Pero a día de hoy, cuando todo mundo está conectado, la empresa que no invierte en tecnología se está dando el lujo de no usarla ni servirse de la misma.

Ahorro

Mucho influye el modo sistemático en que vivimos y las empresas de tecnología se basan también en el: lo importante es vender y vender, aunque no resulte necesario, aunque no le convenga al cliente, pero que siga comprando lo que ofrecemos.

Esta manera de ver las cosas es un arma de doble filo que irremediablemente acaba cortando las gargantas de los clientes y las empresas de tecnología.

En Karjam Software tenemos muy claro eso. Obvio, queremos ganar dinero por nuestro trabajo pero no al coste que sea. Sabemos que un cliente que esté satisfecho por el trabajo que nos encomiende y note que nos preocupamos porque su empresa crezca y funcione correctamente, será un cliente que nos preferirá.

Por lo mismo, intentamos siempre velar por la conveniencia del cliente, sus necesidades reales, antes de “venderle la moto” para sacarle el máximo posible de dinero.

Esto es hablar claro y sin tapujos.

Invertir en tecnología y ahorrar costes no es difícil pero hay que saber hacerlo, medir las verdaderas necesidades del cliente y crear una infraestructura centralizada que trabaje de manera orgánica. Esto lleva muchas veces a utilizar herramientas que no son las más conocidas o famosas por la “marca” pero que son igual o mejor que eficientes y, muchas de ellas, “open”, “free” y/o de libre acceso.

Claro, como empresa de tecnología quizá estemos dejando de ganar dinero en la venta de licencias pero seguramente estaremos ganando un cliente satisfecho que nos preferirá y confiará en nosotros porque lo ha visto.

Nuestra máxima en la empresa es que “tratamos a todos nuestros clientes como nos gustaría que nos trataran”. Esto se traduce en que los proyectos y trabajos que nuestros clientes nos piden, los realizamos como si los hiciéramos para nosotros mismos, intentando encontrar el balance ideal entre coste, efectividad y eficiencia.

El clientes no es una bolsa de dinero que hay que intentar vaciar, es un ser vivo con necesidades de crecer, avanzar, desarrollarse y aquí es donde podemos marcar una diferencia; ayudándole en todo lo que podamos para conseguir sus metas. Lo demás se da por añadidura.